Resumen
Casigua, población del Municipio Autónomo Mauroa (estado Falcón), fue un poblado de importancia en la región occidental del Coro colonial, cuyo esplendor se asoció mayormente al contrabando de ganado. Como producto de esa bonanza quedó para el presente un pequeño templo en planta de cruz, con dos capillas, cinco altares y 17 imágenes coloniales, casi todas procedentes del intenso comercio que la zona mantuvo con la Nueva España. El templo de Nuestra Señora del Rosario de Casigua fue declarado Monumento Nacional de la República de Venezuela en 1960, debido a ser un inmueble del periodo colonial y poseer una de las colecciones de esculturas coloniales en madera policromada y estofada más completas y en mejor estado de conservación del país, con piezas que conservan sus policromías originales.
En este trabajo se aborda el decurso del templo a partir de la vida económica y social del poblado, y se hace un primer diagnóstico de parte de la colección de esculturas, visualizando la unidad histórica entre bien mueble e inmueble. La investigación se soportó en el arqueo de fuentes primarias directas y primarias impresas. Se revisaron además fuentes secundarias que permitieron contextualizar el periodo colonial venezolano y la producción artística en madera policromada de la Nueva España. El trabajo devela el proceso de surgimiento, esplendor y crisis del templo entre los siglos XVIII y XIX, en relación al carácter de la zona como enclave económico y el proceso de mestizaje que generó conflictos intergrupales entre el grupo de blancos avecindados en la localidad y los pardos en ascenso social y económico. Las imágenes presentan patologías asociadas a pérdidas de soporte, base de preparación, capa pictórica y hojillado de oro, conservando, con todo, un buen estado general.
Palabras clave: arte religioso, patrimonio, Casicure, Coro, contrabando, esclavos.
Artículo publicado en: Arquidiócesis de Mérida. Boletín del Archivo Arquidiocesano de Mérida. Tomo XI. No 31. Enero-junio 2009. Mérida-Venezuela. ISSN: 1316-9173. Pp. 131-165.
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