Publicado en la revista El Desafío de la Historia. Año 3. Nº 21. 2010. Caracas. “París en Coro. Ver y creer”. Así se anunciaba en 1889 la Casa Senior. Eran los tiempos guzmancistas, tiempos buenos para Coro, sus comerciantes e industriales. ¿Qué era Coro en ese entonces? Una muestra regional del empuje del capital comercial e industrial y de su manifestación en el capital financiero. Comerciantes criollos y sefarditas curazoleños, estos llegados en los años de la República de Colombia, se desenvolvían en un entramado que combinaba la importación-exportación más la producción industrial y un germen de inversiones financieras.
La Casa Senior era el nombre distintivo de Isaac A. Senior e hijo, que llegaría a ser la más importante firma comercial del estado Falcón desde el último cuarto del siglo XIX hasta el final de los años veinte del siglo pasado, cuando menos. Tuvo su origen en actividades comerciales iniciadas en los años treinta del siglo XIX por la familia Senior, asentados en Coro tras la creación de la República. Abraham, David, Mordechay y Jeudah Senior figuran en distintos documentos relacionados con operaciones en torno a goletas, esclavos, tierras, ganado, exportaciones de pieles de chivo y café, entre otras.
Los eventos xenófobos de 1855 desmembraron al núcleo original de la familia Senior radicado en Coro. Algunos retornaron a Curazao para no volver a residir en Venezuela, aunque conservaran los intereses comerciales. Otros, como Isaac, se decidieron por el retorno, en Coro fundó una próspera empresa y una tradición familiar. Pero, ¿quién fue Isaac Senior?
Tradición familiar y prosperidad comercial
Descendiente de Abraham y Leah Senior, Isaac Senior nació en Curazao, creció en la actividad comercial y se radicó en Coro desde joven, allí se casó en 1861 con Raquel López Henríquez, y tras años de actuación como Isaac A. Senior creó, en 1884, la firma Isaac Senior e hijo. Sus hijos, Josías y Jacobo, nacieron en Coro y se incorporaron al comercio desde edades jóvenes. A la muerte del padre, la combinación del trabajo de los hermanos hizo posible a la firma coriana llegar hasta donde llegó.
Soportados en el prestigio y confiabilidad creados por su padre, y apoyados desde Hamburgo por su tío político Sigismundo Weil, Josías y Jacobo expresaron sus respectivos perfiles claramente definidos en la gestión de la firma: Josías, quien casó en 1891 con Sara Álvarez Correa, tenía un particular espíritu emprendedor; arriesgado y ambicioso era el hombre de las relaciones públicas, el rostro de la empresa, quien hacía crecer las redes comerciales; Jacobo manejaba la administración y mantenía en orden contable al interior de la firma. La sinergia de esta relación aseguró el éxito aún en ausencia del fundador.
Por décadas la Casa Senior fue más exportadora que importadora. La pequeña tienda priorizaba la exportación de materias primas como las pieles de chivo saladas, el dividive (Caesalpinia coriaria) y el café en grano; y la introducción de textiles, artículos de quincallería y para el trabajo agrícola, entre otros. El empuje que vivió el comercio coriano bajo el guzmancismo, unido a la capacidad empresarial de los hermanos Senior, hizo avanzar a la firma. Potenciaron su capacidad importadora y elevaron cada vez más los estándares de su mercancía, combinando los productos económicos de alto consumo, como los textiles de segunda, artículos de mercería y ornato y alimentos básicos, con otros de mayor sofisticación, como perfumería francesa, cristalería, embutidos y enlatados finos, licores europeos y otros. De todo ello puede hacerse seguimiento en la correspondencia comercial y los libros de contabilidad. Y es que la firma coriana dio impulso a un emergente capitalismo agroexportador e importador que impulsó nuevas relaciones sociales y económicas, nuevas formas de hacer negocios, permitiéndole en forma progresiva avanzar hacia otro tipo de inversiones.
Hacia 1889 la situación de la firma coriana era exitosa y estable. La intensidad del negocio importador hizo crecer en forma dramática las firmas relacionadas con la Casa Senior. Extraemos algunos nombres de lo que es en realidad una extensa lista. En Estados Unidos encontramos a Neuss, Hesslein & Co.; en Inglaterra a Jaffé & Sons.; en Francia a Quesnel & Co. En Alemania el centro estaba en Hamburgo, donde se imponía el tío Sigismundo Weil. En España firmas como Palau & Luria.
Mecate para mulas y encaje francés
Nunca, hasta el tiempo presente, se vio en la ciudad de Coro el equivalente a una tienda por departamentos igual a lo que, en su momento, fue la Casa Senior. Imaginémonos entrar a ella y ver estantes con telas inglesas, encajes franceses y sombreros alemanes; vitrinas con quesos holandeses, champaña francesa y vinos españoles. En otra esquina machetes, pólvora, cuchillería y mecatería inglesa y estadounidense. Calzado inglés, perfumería de París y bisutería de cualquier parte. Revistas de moda estadounidense y europeas, libros especializados y de cultura general.
El rostro de esta tienda permitía ver el espectro social de la región, el crecimiento de su mercado interno y la fortaleza de sus comerciantes. En la misma tienda un dependiente podía estar atendiendo a un arriero que compraba mecate para las mulas, mientras otro despachaba un fino encaje francés a alguna señorita de la ciudad. Un escenario como este, mantenido por no menos de cincuenta años, desmiente la trillada afirmación sobre la debilidad del mercado interno venezolano y el énfasis en los artículos de lujo como soporte del crecimiento comercial. Por el contrario, fue el artículo económico el que hizo posible avanzar hacia el artículo de lujo, y entre ambos se generó una unidad estructural.
Comercio, industria y finanzas
El éxito comercial hizo posible avanzar hacia la inversión industrial. Consolidada la firma, Josías compró en 1893 el galpón industrial de Manasés Capriles Ricardo, otro exitoso inversor curazoleño. Nació entonces Senior Hermanos, el brazo industrial de la familia, en el cual participó otro de los hermanos, Abraham. El galpón -lo más avanzado para su época en Coro- fabricaba velas, jabones de tocador, aceites comestibles y tabaco, producción que se incorporó al circuito comercial de la firma.
Pocos años después se avanzó hacia el sector financiero. En 1896 nació la Sociedad de Economía y Préstamos, primera institución de tipo bancario en el estado Falcón. Los periódicos de la época muestran con detalle nombres de inversionistas y número de acciones adquiridas. Josías Senior fue el primer presidente de esta empresa financiera, que inició con un capital de 8800 bolívares, el cual ascendió a 225.000 para 1889 y se mantuvo sin merma después del bloqueo de 1902 y la revolución libertadora. Paralelamente, adquirió acciones del Banco de Venezuela.
La crisis que acompañó el comienzo del siglo XX venezolano, con el bloqueo a los puertos y la revolución libertadora, deprimieron a Coro y Curazao. Con todo, la firma tenía una asombrosa capacidad para reaccionar ante las oscilaciones del mercado. Así, si un artículo de exportación fallaba por las inesperadas reacciones de las bolsas estadounidenses o europeas, por conflictos locales o desastres naturales, otro apuntalaba a la firma mientras la mala racha se superaba.
Relevo familiar
En esos inestables comienzos de siglo Josías comenzó a madurar su proyecto de radicarse en Europa, para buscar nuevos horizontes y preparar a sus hijos en el comercio. En 1908 partió para vivir en Suiza con su familia. Senior Hermanos fue liquidada y Morry, el menor de los hermanos, quedó como único propietario del galpón. Josías permaneció en Isaac A. Senior e hijo como socio en comandita y Jacobo como único socio responsable.
Tras la prematura muerte de Josías en 1918, su viuda e hijos regresaron a Coro, los jóvenes Raimundo y Miguel Ángel Senior se incorporaron a la firma. El tío Jacobo se retiró de la actividad comercial en 1923 y será la tercera generación la que determina el futuro de la firma. La Casa Senior superó con éxito la crisis mundial iniciada con el famoso crack de 1929. En el mismo tono emprendedor de su padre, los hermanos Senior avanzaron hacia Barquisimeto, donde se abrió en 1929 una sucursal, las exportaciones se canalizaban ahora por Puerto Cabello.
1930 marcó el comienzo de una nueva etapa; en forma progresiva la inversión de la Casa Senior migró hacia el centro del país, y los descendientes de Josías y Sara se radicaron definitivamente en Caracas, delegando en terceros la gestión de la firma coriana.
Los cambios que llevan al cierre
La otrora importante tienda por departamentos se fue descapitalizando en la medida que se consolidó la economía petrolera y los productos tradicionales de exportación desaparecieron. Junto a las pieles de chivo, el café y el dividive se fueron también las importaciones vía el puerto de La Vela de Coro.
Aquel mundo de contrastes donde se intercambiaban textiles salidos de las manos de obreras inglesas por pieles desolladas por rudas manos campesinas en el semi desierto falconiano, donde un pequeño caficultor esperaba rogando no lloviera mientras en New York una damisela tomaba una humeante taza de café condimentado con granos corianos…, fue sustituido por el intercambio del excremento del diablo. Falcón fue favorecido con un complejo refinador de petróleo pero, irónicamente, nunca ha vuelto a ver los niveles de crecimiento económico que lograra bajo el patrón agroexportador.
Consolidada en el centro del país y reducida a su mínima expresión en Coro, la firma coriana cerró sus operaciones legales en los años ochenta del pasado siglo.
miércoles, 6 de octubre de 2010
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2 comentarios:
Esta es una interesante historia que contar y que además debe servir de ejemplo para las nuevas generaciones que soñamos algún día tener un país hermoso; habrá que contarle a esas generaciones que vienen que solamente con trabajo duro se pueden lograr los sueños.
Ojalá en Coro, nazca una nueva generación de emprendedores que al menos trate emular los pasos de los Senior.
Saludos a todos.
Lo interesante de esta historia es que los las familias judias vinieron a invertir sus propios recursos, cosa que jamas hizo la oligarquía parásita venezolana
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